Acabo de verte. No supe qué hacer con tu indiferencia. Conté hasta donde sé contar y respiré tanto como pude. Recordé mi sueño sobre el hombre de madera, y así te sentí. Un tronco hueco sin ningún eco de mí.
En mi orilla todavía rompen las olas. Supe que lo que sentí por ti fue en extremo verdadero y profundo. A veces me pregunto de qué otra vida venimos juntos, por qué siempre tu aroma me fue tan afín y tu piel tan cercana.
Me fui a España el año pasado para no pasar mi cumpleaños sin ti, como los anteriores 5 años. Quererte me marcó tanto que me volvió invisible a nivel mundial. Literalmente. He recorrido este planeta de un polo a otro y nadie me miró. Me volví transparente. Supe de mi miedo a volver a sentir. Desde la Patagonia hasta el paralelo 66, más allá del círculo polar ártico, he sido un fantasma. Ni qué decir de mi andar cotidiano.
Y tú tan feliz. Qué cosas tiene la vida. Ya no porto tu anillo. Y aunque ya no espero nada de ti, me di cuenta de que esperaba por lo menos un eco. Nunca se deja de aprender.
.