
Caminé y caminé hoy con mis tres perras hermosas. Respetan mi paso, me
miran de repente. Yo voy meditando en movimiento, amando el aroma
después de la lluvia, escuchando algunos pájaros que aún cantan aunque
la noche ha caído. Voy repitiendo hacia adentro Yo Soy el Camino; Yo Soy
la Resurrección y la Vida; Yo Soy la Puerta Abierta que Nadie Puede
Cerrar. Podría caminar por horas. Las gordas están jadeando. Kaia de
plano se echa en el pasto. Miro al cielo, y sigo caminando hacia arriba.
Puedo irme lejos, tan lejos, que el sonido desaparece y sólo queda la
ilusión de bóveda celeste.