martes, 13 de octubre de 2015

De las actas de mi planeta: El placer de la crianza

Buenos días... quiero hablarles a las madres y padres que hoy tienen niños pequeños. No porque sepa más, sino porque ojalá siempre hubiera sido sensible a lo que hoy puedo ver.

Mi único deseo es decirles: hoy es el único tiempo en el que es posible crear una historia diferente con sus hijos.

Me siento afortunada de que mis hijas pudieron subsanar hasta hoy la mayoría de mis marcas, pero les ha tomado una vida hacerlo.

Sus hijitos son libros en blanco, pero ante todo, son almas. Mirarlos así, invoca respeto hacia ellos.

De todo se dan cuenta y en su experiencia todo se registra: Intenciones, silencios, gestos, aprobaciones, desaprobaciones, desesperaciones, impotencias, enojos viejos, rencores, agravios, euforias, anhelos, certezas, inseguridades, creencias, miedos, esperanzas, recelos... Todo comunica... y es parte de lo que incluso digo a mis clientes todos los días...

Esa absurda creencia de que los niños olvidan, es eso, una creencia, misma que es momento de enfrentar.

Imaginen por un momento que el rostro de sus hijos es una pequeña máscara blanca, purísima, resplandeciente. Que representa el espejo de todo aquello que nosotros sus padres y el mundo que les circunda, va a tener como lienzo para imprimir huellas imborrables; instantáneas que con el tiempo es posible que sufran superposiciones de otras imágenes. Pero que siempre estarán ahí.

Si decidiste o te sorprendió la oportunidad de ser padre o madre, hoy tienes una oportunidad inapreciable de hacer algo distinto de lo que fue hecho contigo. Si alguna vez estuviste en medio de luchas de poder entre la autoridad de tu casa, y recibiste rechazo, o fuiste usado o usada desde el egoísmo de tus padres, hoy puedes cambiar el patrón y romper con ese vicio que te ha llenado de tal enojo, que indefectiblemente te está llevando a hacer lo mismo con tus hijos.

Si como mujer te creíste el cuento de que ser madre es más bajo en la escala de éxito (que es una basura), que ser ejecutiva, emprendedora o tener 8 maestrías y doctorados, este es el momento de que salgas de esa trampa.

Si como hombre te creíste que los hijos son un alfiler de seguridad de las mujeres, que te atan a un sistema de esclavitud de manutención que te impide "vivir con libertad" (lo cual también es una basura), que te quitan tus momentos de descanso y las horas de fútbol o playstation que tanto mereces por ser un proveedor, este es el momento de que salgas de esa trampa.

Ambas son ilusiones que han sido creadas por generaciones de mentes esclavizadoras que le han restado a la experiencia de las personas la felicidad de la crianza.

Lo que digo es que ya estás en ello y las huellas que dejas en tus hijos crean un lenguaje que marcará tu vida futura y la de ellos.

Por favor contacta profundamente con los ojos de tu hijo cuando lo que está saliendo de ti es coraje, desesperación, desasosiego, frustración... atrévete a sumergirte en los abismos que se crean dentro de esa criatura cuando la persona que se supone que más lo debe querer, proteger, cuidar y amar, descarga en él todo lo que no puede manejar por sí mismo.

Si ya vienes marcada o marcado por las huellas que en tu bella máscara blanca dejaron los gritos, frustraciones, enojos y abandonos de quienes te criaron... si ya sufriste las decisiones de escuelas, amistades, relaciones y deberes seres que te impusieron, mira tu máscara hoy y detente antes de marcar la de tu hijo.

Cuando mires a tu hijo o hija no pienses en ti, PIENSA EN ELLOS. MUEVETE DE LUGAR!!!!!! Dibuja hermosos caminos en su alma que el día de mañana te permitan caminar en paralelo y gozar del amor de su crecimiento. No somos perfectos... nadie lo es.... Los niños son nuestros espejos. Lo que los niños ven, los niños hacen. No castigues en ellos lo que en ti está fuera del amor.

Cómo me incendia tu recuerdo


Ay, cómo me incendia.
El sol con su roja cabellera me recorre entera
hasta convertirme en una de sus llamaradas.
Latigazos de colores se derraman de mi piel gritándote:
Incéndiame de nuevo y para siempre,
imprime con tus labios tu sello en mi cuello;
atízame este fuego con tus besos
para que me consuma en un suspiro
y te lleve al cielo conmigo.
Atízame este fuego con tus dedos,
para que hasta las aves se apareen
en tiempo de invierno.

viernes, 17 de julio de 2015

De las actas de mi planeta: Libertad

En nombre de la Libertad que todo ser humano merece por derecho, QUE CAIGAN LOS MUROS DE LA ESCLAVITUD Y QUE LOS TIRANOS SEAN ABSORBIDOS POR SU PROPIA AMBICIÓN E IGNORANCIA; que todos los pueblos de la tierra griten LIBERTAD y QUE ÉSTA SEA!!!!

Del Camino al Corazón: Los Maestros

Le doy el reconocimiento de Maestra y Maestro a seres que con su congruencia de sentimiento y acción hacen la diferencia. A quienes en el discurso y en el silencio tocan lo inalcanzable y lo entregan con vocación y en amor incondicional para hacerlo digerible, para entregar el esbozo de un camino que el aprendiz puede ver para afianzar su anhelo y construir su propio camino. 


Honro a las Maestras y Maestros que entregan su corazón a la enseñanza de lo simple pero trascendente. A aquellos cuyo única misión es mostrar el Camino al Corazón en total poesía. Maestros que están infinitamente más allá de un sistema o de una nómina. 

A los profesores hoy les dedico un pensamiento: el conocimiento no es lo importante. La niñez que entra a sus salones de clases necesitas más amor que letras. A las Maestras y Maestros, mi agradecimiento en silencio. "Cuando estén afinadas las cuerdas de mi vida, cada vez que tu las toques Maestro mío, sonarán mucho Mejor. "

sábado, 13 de junio de 2015

De las actas de mi planeta: el verdadero cielo

Caminé y caminé hoy con mis tres perras hermosas. Respetan mi paso, me miran de repente. Yo voy meditando en movimiento, amando el aroma después de la lluvia, escuchando algunos pájaros que aún cantan aunque la noche ha caído. Voy repitiendo hacia adentro Yo Soy el Camino; Yo Soy la Resurrección y la Vida; Yo Soy la Puerta Abierta que Nadie Puede Cerrar. Podría caminar por horas. Las gordas están jadeando. Kaia de plano se echa en el pasto. Miro al cielo, y sigo caminando hacia arriba. Puedo irme lejos, tan lejos, que el sonido desaparece y sólo queda la ilusión de bóveda celeste.

lunes, 27 de abril de 2015

De las actas de mi planeta: La fusión de los tiempos


Tengo demasiados recuerdos de lugares en los que no he estado en esta vida; de tiempos inimaginables en donde el baho de la creación todavía tenía olor a nuevo. Tengo presente el color del mar profundo, de hielos casi violeta y de enormes burbujas de energía que al pasar el tiempo se volvieron cristal. Tengo sellos de aromas que desaparecieron un otoño en el que el fuego se plasmó en el color de las hojas de árboles poderosos que estos mis ojos no han visto jamás; recuerdo el sonido de mis pisadas en camas de hojas secas, donde sonido, color, aroma, tierra, rayos de sol de media tarde se enredaban en mis cabellos; siento el frío que producían paredes de piedra que emanaban moho, en pequeñas alfombras pestilentes a la vez caprichosas que desaparecieron en aquella sequía donde todo se hizo polvo; siento en mi mejilla las crines de dos caballos que jamás se conocieron y que fueron mi alma... uno era mi amigo, el otro mi hermano, y ambos me salvaron la vida reconociendo el camino a casa; y qué decir del vientre peludo de Dazhlen, labradora rojiza o dorada que me arropaba con su cuerpo en esas ruinas de Irlanda donde mi nombre estaba escrito, no, tallado en una piedra.  Lo estoy mirando todo como si estuviera viviendo cada instante en este momento; como cruzar de una habitación a otra, sin frontera, sin abismo, sin tiempo. Recuerdo la arena dorada de un mar turquesino, arrecifes de coral, madera crujiendo, mareo; mi amor a la nieve y esta extraña fascinación por lo cálido y el olor dulce de las frutas que nunca imaginé que existieran. Recuerdo cuando se me salieron las lágrimas al probar los frutos del nuevo mundo y la sensación de respeto por las personas, especialmente por su pulcritud y su perfume de cítrico y flor de azhar. Cómo las doncellas trenzaban su cabello con azhares y se lavaban siempre las manos antes de tocar el alimento. Tuve un piano que tenía la mitad de las octavas y que soñé poder encontrarlo en otra vida; que lo marqué con algo tan mío que no sé qué fue, con la certeza de que al encontrarlo de nuevo, confirmaría que la muerte no existe. Un escritorio en Flandes y un anillo que me causó tristeza; idiomas que me eran ajenos y que siguen haciendo ruido en mi cabeza hasta hoy. La soledad de una silla donde solamente se sientan los escogidos y la poesía que salvaba mis días de la desesperación. La música verdadera, los instrumentos de cuerda y los de viento... la primera flauta de cristal. Sólo yo tuve una, me la trajeron de la China. La delicia de los cubiertos, el dolor de la firma del condenado, y después, la indiferencia. No se puede tener tanto y ser feliz al mismo tiempo. El miedo a perderlo todo, la guerra y la santidad. Si ellos supieran que nadie quiere ser rey, no hay gloria en ello. Recuerdo vagamente un escape en un automóvil de los años 30. Una fila de personas en un día que no era gris, era pardo, casi café. Salir de una sensación de asfixia para entrar a otra. Calor seco, desnudez, desmayo y luego un ángel que me toma en sus brazos. De pronto se cuelan los años de encierro, odiando la religión y viviendo de ella; la ventana de la torre por la que encontré liberación volando como una ave, y otro vuelo desde un arrecife con el mar esperando abajo mientras me daba cuenta de que mi amado había regresado. Sólo las aves pueden regresar en pleno vuelo a la rama de la que partieron. Y apenas ahora entre todos esos recuerdos aparecen los brazos tendidos de quienes me han amado y que en tantas vidas de egoísmo, pensándome el centro de todo, no pude y tal vez no quise reconocerles. A veces como consejeros, otras como servidores, muchas como amigos, hermanos o mentores. Es precisamente en esta fusión de tiempos donde todo se convierte en una sola verdad. Si nadie me entiende, yo me entiendo, y por fin se a dónde voy y de dónde vengo. Que la muerte no existe y que la vida es una, y que este mundo no es cierto.