El andar de las personas deja caminos de colores tras de sí.
Conforme la persona se aleja se produce un efecto curioso. Sí, porque mientras más se acerca al otro extremo del camino, en sus pies se empieza a generar un sonido seco, de presente, y hacia lo caminado solamente va quedando eco.
En ese eco se quedan suspendidos los recuerdos, repiqueteando, retintineando. Hay quienes en el otro extremo encuentran a sus familiares, o a sus jefes, a sus maestros, o simplemente a la gran luz que todos los seres humanos ansían o sueñan con merecer al final de sus días.
Tengo en mi corazón una historia de 6 años repleta de ecos. La brillantez de su sonido hace pensar que todo es presente. Lo más hermoso del eco es que siempre tintinea hacia ambos extremos. No toda la gente logra que el eco siga vivo y brillante en sus vidas. No toda la gente logra que haya hermosos cristales vibrando en ese espacio misterioso del tiempo.
Nosotros lo hemos logrado. Y ante el milagroso advenimiento del amor Crístico y de su hermosa y salvadora vibración, te dedico estos minutos para agradecer a los ángeles y arcángeles, y a todos los Coros celestiales el haber tenido el privilegio de realizar un eco de doble vibración contigo.
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