jueves, 11 de marzo de 2010

De las actas de mi planeta: Los Volcanes y las Dimensiones


Madre, los volcanes cambiaron.
Desde hace semanas los he estado observando. 
Siempre me han llamado muchísimo, y siento que son seres con los que puedo establecer una relación y que me dicen cosas. Tengo un  quasi-enamoramiento con ellos desde que era niña.

Los conozco tanto que he ido viendo cómo han cambiado especialmente en los últimos  días. Para ser precisos, desde el 24 de febrero para acá sucedió un fenómeno casi físico. Aparecieron en un plano diferente, como si hubieran cambiado de dimensión;  como si Tercera y Cuarta se hubieran empatado para darles mayor presencia, mayor volumen, mayor cercanía. Ya eran monumentales, pero ahora están verdaderamente aquí.



Mi lectura del fenómeno fue esa. Ya están aquí. Ya viene lo que fue anunciado. Eso se sumó a la posibilidad de verlos desde el aire, desde Chiapas hasta la ciudad de México, todos alineados, presentes, en formación y en actividad. Comprendí entonces el Eje Volcánico, su energía, su conexión, su comunicación.




Están tan aquí que es posible sentir el viento helado de sus picos nevados. Una nieve diferente, espesa, visiblemente amontonada. Una pequeña exhalación de sus enormes bocas puede ya cubrir por completo a esta ciudad y a sus habitantes con un manto de energía. Pero lo más imponente es sentir su vibrar todos los días. Sentir cómo su precipitación hacia esta dimensión ha generado una vibración que está haciendo que la gente también acelere lo que tiene que ser: su definición final.


Y el viento, el agua, el sol, el éter… todo se siente diferente. Un concierto silencioso, pero poderosamente vibracional respirando al unísono de una voluntad mayor a la que se rinden humildemente.



Su presencia inquebrantable y sólida me hace sentir su devoción como guerreros. Misioneros que no necesitan blandir espadas más sin embargo las erguirán en Luz cuando sea el tiempo.





El 24 de Febrero la humanidad miró una bóveda celeste diferente. Era un cielo tan antiguo como la creación y tan nuevo como el nuevo tiempo.



Ese día los guerreros descorrieron el velo del tiempo y aparecieron representados en seres monumentales. Lo vivo como el llamado a mi naturaleza y me ofrezco en servicio, como guerrero que se rinde al amor.


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