sábado, 26 de septiembre de 2009

De las oraciones y los ruegos: Respira México, más allá del virus.



Estaba haciendo oración. Estuve casi dos horas sin sentirlo siquiera. Me llegaron algunas imágenes que se traducían en la frase: México, respira!


Hermosos discos dorados reverberaban encima de la República Mexicana extendiendo una vibración que podía sentirse en cada célula. Entonces sentí como si me quedara sin cuerpo y un manantial se abriera sobre mi cabeza.


Un flujo inmenso de una especie de polvo o micro partículas violeta me hacía ser un solo torrente con ese flujo. Todo mi ser inhalaba un prahna que exhalaba a través de mi pecho. Entonces, decía sin decir: México, respira!


Porque desde que esta noticia se dió a conocer, sentí cómo se le quería arrebatar a este pueblo su respiración, su posibilidad de ascensión, inoculando en la conciencia de masa el chip de la peligrosidad del aire. Respira México, respira más arriba, respira el SOL.


No he podido dejar de llorar. Porque por unos instantes rocé con una sensación de totalidad silenciosa y sentí que había encontrado el amor de mi vida, el que se encuentra en la Unidad, el que nos hace UNO, el que nos vuelve invencibles y está más allá de tener un cuerpo, una mente, una circunstancia.


Viví la vibración del amor, Amor con mayúscula; esa tierra prometida que sí existe y que nos espera todos los días... Donde se encuentran sembrador y hambriento y se sacian en la fuente infinita del Amor Divino, que es Unidad, fortaleza, certeza, inmortalidad más allá de nuestro limitado concepto de Vida Eterna.


Las aves siguen cantando, y en su melodía escucho la voz de Dios. Siento como si hubiera emprendido el viaje hacia mi alma. Unidad y devoción en una sola vibración, un canto, una alabanza, la corriente de vida universal que atraviesa el cuerpo como un instante en nuestro paso por el cosmos, por la etapa física. Somos tan pequeños, somos sólo un instante en el pulso del infinito silencio. En silencio somos mejores servidores. La oración y la meditación nuestro vehículo, nuestra nave nodriza.


Por un instante también me sentí fuera del planeta, como en una nave desde donde podía ver a este país de formas tan extrañas a la vez de cadenciosas. Y experimenté que no estaba sola. Podía claramente sentir otras presencias mirando-orando, inhalando-exhalando Sol. Es la única manera de ser parte del plan Divino. Rendirse al amor, a la Luz y soltar la necesidad de controlar. No hay que hacer nada, y hacer en el silencio la gran rendición al amor.


Hacer caravanas al Maestro no es Devoción. El discípulo no obedece, se entrega. Sabiendo que su grandeza está en disolverse en la Luz y no en tratar de ser un foco brillante que ciertamente se fundirá cuando se llegue su final terrestre. De ahí su miedo a la muerte. En la Luz no hay muerte. No puede detenernos la amenaza de perder el envase corporal en nuestro camino hacia la Luz. Somos sólo un instante en el pulso del Universo, y a la vez, en la Luz, somos eternos. Respira México, que la Luz triunfa cuando respiras el Sol que te bendice.

Gracias Amada Madre, Maestra de la Flor del Corazón.
Gracias por tu aroma, tu belleza, tu presencia que siempre me evocan lo Divino. Ave multicolor que se transforma en blancura solar. Tu dulce manantial ha regado cuidadosamente mi vida; cual jardinera celeste has preparado y cuidado mi tierra y colocado semillas que tienen un pulso que me guía y me sostiene, y que poco a poco aprendo a identificar. Cuando te miro recibo un enorme torrente que me hace mirarte blanca, como un enorme rayo luminoso… y te digo tonterías para comunicarme contigo cuando en realidad lo que quisiera es inclinarme ante ti en silencio. Estoy aprendiendo a acercarme Madre, a dejarme tocar por tu amor al que honro por tener la bendición de estar cerca viviendo este tiempo contigo y con el Maestro, y agradeciendo al cielo, al Universo por esta inmensa oportunidad que estoy también aprendiendo a inhalar, y de la cual tengo tanta necesidad de agradecer.
Por primera vez no me siento apenada por recibir, o en deuda por recibir. No me siento menos, ni me siento mal por quien fui en esta o en otras vidas. Me agobiaba horrible sentir que había echado a perder oportunidades en otras vidas. Pero ahora tengo ésta, estoy aquí y ahora sintiendo un fluir silencioso que en medio de la turbulencia, me ha llevado a un remanso en el río de la vida en donde me siento en silencio. Es mi anhelo, el anhelo de mi corazón, que estas semillas cósmicas den fruto. Es mi anhelo cuidar su gestación y crecimiento. Recibo mis semillas en conciencia Maestra Mía. La Luz es mi anhelo. En La Luz Yo Soy.

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